domingo, 30 de noviembre de 2008

Düsseldorfer Weihnachtsmarkt

Bueno, y aquí sigo con mi plan de visitar tantos Weihnachtsmarkts como sea posible. Hoy ha tocado Düsseldorf, bueno, tres de ellos (porque en Düsseldorf, no hay un mercado, sino seis!!!!!!!!!!!!).
La verdad es que el día de hoy ha epezado un poco aburridillo. Por la mañana sólo he estado un poco del curso online de Educación Intercultural que estoy haciendo y después he estado tonteando un poco en internet (¡¡¡¡¡malditas redes sociales!!!!!). Al rato, me llamó Juliana para que le ayudara a recargar el móvil (si hablar con una máquina en el teléfono a veces es surrealista, imaginaos en un idioma que ni siquiera conocéis); así que estuvimos cahrlando un rato y tomando unos mates.
Después de eso volví a mi cuarto y seguí buscando la mejor forma de matar el aburrimiento (en serio, no podéis imaginar la poca frecuencia on la que actualizan las ediciones electrónicas de los periódicos los domingos). Al rato decidí ir a Düsseldorf con María a ver el merado de Navidad. Así que tras unas cosas y otras, al final estaba a las siete dela tarde (tardsisisisisisisímo para un alemán, una hora bastante de merienda para un español) en la estación de Düsseldorf con María, dispuestos a recoger algunas tazas más para mi colección.
Después de mojarnos un rato bajo la lluvia alemana, de tomarnos el primer Glühwein del día y una especie de merengue recubierto de chocolate blanco con sabor a almendras y miel, nos fuímos a por el primer Glühwein de vino blanco de la temporada (y de la vida, en mi caso). Un consejo, NUNCA NUNCA NUNCA bebáis Glühwein de vino blanco, es peor que coger los peores medicamentos contra el catarro y juntarlos todos en un mismo vaso y después calentarlos al microondas (ni que decir tiene que nos acabamos la taza de Glühwein blanco sin pensarlo). Así que cuando ya teníamos suficiente frío, pero no lo notábamos porque estábamos empezando a decir tonterías, decidimos que era la hora de comer algo. Como cada vez que voy a un Weihnachtsmarkt, acabo comiendo cualquiera de estas cosas pues decidimos que ya era hora de que mi abuela deje de preocuparse por mi dieta, así que nos fuímos a un restaurante a comer Schweinhaxe.
Y bueno, después de un paseíto hasta la estación para bajar la comida, aquí me tenéis escribiendoos y esperando a hacer un poc la digestión para poder dormir sin tenre pesadillas como por ejemplo volar en un avión sin fuselaje y recorrer toda la fachada de la catedral de León.
Y de propina, las nuevas adquisiciones de la colección

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