domingo, 8 de febrero de 2009

Fuí a tomarme una cerveza y me liaron

Este fin de semana era uno de esos cuatro que no tengo previsto irme de viaje, de todas formas estuvimos medio organizando ir y volver en le día a Venlo o Maastrich, pero María (una Auxiliar que está en Düsseldorf) tenía laringitis y no fuímos, de todas formas tampoco me he quedado encerrado en casa... pero mejor empezamos por el principio.

Viernes: Temperaturas por encima de diez grados, no hay nubes, día más que soleado, dejo el abrigo en casa y me pongo una simple cazadorilla, me dejo también en casa, el gorro, los guantes y los calzones hasta los tobillos... ¿será posible que esté aquí?, ¿es cierto que ya ha llegado?, nunca (excepto los otros dos años que he vivido fuera de Córdoba) me alegré tanto de que llegara la primavera. Así que aprovecho el día y me voy a comer a Krefeld con Santi, a ver también a Thomas, y en el tren dos sorpresas inesperadas: vuelvo a ver a Thomas en la estación (este chico tiene la alegría y a expresividad de un gato de escayola, pero nos cae bien) y además me encuentro con Eugenia (que, al contrario que yo, tiene las ideas claras para el año que viene). Luego por la noche, voy al chino de cerca de la Uni con Juliana y una compañera suya del laboratorio, nos ponemos hasta el culo de comer, todo estaba buenísimo, y nos lo pasamos muy bien. Entre medias de todo esto hice más cosas (me compré el libro del examen de alemán de mayo, empecé a estudiar inglés para el examen de 5º de la EOI, etc., pero mejor no os aburro con eso).

Sábado: Sigue el sol, el calor, no hay nubes... ¡¡¡MENTIRA!!! Hace un frío del carajo, está lloviendo y al contrario de lo que yo pensaba, todavía le queda bastante a la primavera. Pero inconscientemente yo ya lo sabía; así que inconscientemente decidí no madrugar, total ¿para qué?
¿Planes para ese día? Como ya no me iba a Holanda, mis planes eran quedarme encerrado en mi cuarto viendo llover, leyendo, estudiando y preparando clases... menos mal que un SMS me salvó el sábado. El caso es que al final quedé con María (recuperada de su laringitis gracias a unos caramelos mágicos que curan la laringitis, la gripe y la diarrea... parece de de broma, pero es en serio), para ir a tomarnos una cerveza (de ahí la primera parte del título) con unos amigos suyos que estaban patinando sobre hielo. Salí de mi casa a las 17:15 (dato relativamente importante). Fuímos a donde estaban sus amigos patinando sobre hielo y como había que pagar por entrar perono queríamos patinar le preguntamos al de la puerta que si nos dejaba entrar un ratito sin pagar, sólo ara hablar con ellos, el caso es que de mala gana, pero nos dejó y ¿qué pasó luego?, pues que nos liaron (de ahí y lo que vino después la sefunda parte del título) y al final decidimos entrar a patinar (aunque quienes me conocéis, ya sabéis que para liarme no hay que trabajar demasiado); pero como sólo quedaban 45 minutos para que cerraran, le preguntamos al de la puerta que si nos hacía alguna rebaja (necesitábamos comprar una entrada para que nos dieran patines) y su reacción fue preguntarnos: "Ihr seid Spanier, oder?" (¿españoles, verdad?), reírse y cobrarnos casi la mitad.
Después de patinar acabamos reventados, así como para irnos a casita a descansar, pero permitidme una pregunta: si vosotros estuvierais en un país que no es el vuestro (o incluso en vustro país), un sábado por la noche y tuviérais dos opciones: salir de marcha por Düsseldorf o volved a vuestra aburrida habitación en la aburrida Duisburg ¿qué haríais por muy reventados que estuvieráis? Pues bien, yo me volví a mi cuarto... ¡¡¡¡¡¡ESO NO SE LO SE CREE NI PIRRI!!!!!!
Después de patinar María, Vicente (su amigo) y yo nos fuímos al cerdo a tomarnos un codillo (el cerdo en un bareto/restaurante de Düsseldorf) y luego a comprar el botellón (dos cervezas en mi caso) y a casa de Vicente a tomarnoslo. Cuando llegaron los amigos de Vicente (con los que patinamos y otros dos más), estuvimos jugando a UNO mientras bebíamos.
Entonces pusimos rumbo al centro, a donde están los bares/pubs/etc... bueno, digo pusimos pusimos rumbo hacía allí, pero por un malentendido yo pensaba que estábamos andando hacia la estación (un malentendido que, por otro lado, tampoco me supuso una gran pena). Íbamos a ir a una discoteca, donde estaba alguien que Vicente concía, pero como algunos se tenían que or temprano y había que pagar, nos metimos antes en un pub en el que no había que pagar, para quedarnos un ratillo y cuando ellos se fueran, irnos a la discoteca (¡¡y menos mal que lo hicimos!!). El pub estaba hasta la bola, la gente no paraba de restregarse, no porque que quisieran (aunque a lo mejor también), sino porque no había sitio y la música era genial (tipo Buhardilla, Long Rock, etc, pero casi sin clásicos españoles), me encantó.
Una de las que se tenían que ir, pidió Dirty Dancing... ¡¡y la tenían!! El caso es que se fueron y Vicente y sus otros dos amigos se fueron a la discoteca... María y yo nos quedamos (en principio sólo para un ratito) y estado allí llegó un "cojo" que era el que más marcha tenía de todo el pub, con unas amigas un poco cabronas que en vez de colgar sus abrigos en las perchas, los colocaron en la pierna que el muchacho tenía apoyada en la muleta (en verdad no estaba cojo, sólo que llevaba muleta y tendría una pierna escaylada o algo así), yo creo que era por eso (por las amigas cabronas) por lo que cuando bailaba ponía esas caras tan extrañas de (según María) película porno de los años setenta.
Al rato de estar los dos allí, volvieron los que estaban en la discoteca, porque por lo visto estaba muy llena y la música era peor (si es que en los pubs de entrada gratis con música todo son ventajas). Bueno, pues pues estando allí, María tuvo la genial idea de preguntarle a una rubia "Willst du Schnitzel mit diese Freund von mir?" Bueno, pues al final he de decir que no hubo Scnitzel por ningún lado (de todas formas el Freund, no era yo, sino Vicente, así que tampoco hay nada que contar). Al rato nos pusieron Dirty Dancing, tres horas después de que los primeros se hubieran ido (entre los que estaba la que la pidió). Cuando ya estab casi por irme, con el jersey en la mano a punto de ponermelo, nos pusieron... ¡¡ENTRE DOS TIERRAS!!, así que nada, otra media hora allí pegando botes y el cojo (que resulta que era francés) se la sabía de memoria (aunque no fue tan surrealista como ver a una pareja de checos cantando de memoria y sin equivocarse "Legalización" de SKA-P).

Bueno, el caso es que al rato ya sí que nos fuímos y al final llegué a mi casa casi a las seis de la mañana (más de doce horas después), y eso que salí a tomarme una cervecilla. Si queréis un consejo, dejad que os líen, porque es como mejor se lo pasa uno.

Como diría el Sargento Esterhaus en "Canción triste de Hill Street": Tengan cuidado ahí fuera...
... o mejor aún, no lo tengáis, se lo pasa uno mejor.

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