viernes, 10 de diciembre de 2010

No todo iban a a ser ventajas

El otro día escribía sobre cuánto me gusta enseñar (y que parece ser que después de un tira y afloja conmigo mismo que duraba ya cinco años, ya me he decidido a tomar ese camino). Pero claro, los profesores hacemos más cositas aparte de enseñar (incluso cosas no relacionadas con el trabajo, como irnos de cañas o a visitar mercados de navidad), una de esas cosas (y que odio con toda mi alma, mi espíritu y mi corazón) es corregir. Nos pasamos el día corrigiendo tareas, tests, ejercicios, exámenes, redacciones, exposiciones... ¡Hasta corregimos los libros de texto!

Y yo me pregunto ¿de qué sirve corregir? Si total, los alumnos se van a pasar la corrección por el forro de los pantalones ¿Para qué nos inventamos superclases que integren la gramática y el vocabulario pero de una forma comunicativa y que trabajen las cuatro destrezas, si al final los alumnos acaban pidiendo que les hagas un test de vocabulario? Y ¿para qué lo piden? Si al final tampoco se lo estudian; da igual que se lo preguntes de forma comunicativa o como más les gusta a ellos: palabras en alemán, para que ellos las pongan en español (o viceversa, que es más fácil todavía). Es que ni así estudian, mira que era fácil y que tenía poco contenido: números de 1 a 100, la hora y la fecha (meses, días de la semana y cuatro de agosto de 2010); pues ni así oye. Y eso por no hablar del examen del grupo de inglés, que esos sí que tienen telita.

Y yo reflexiono: si el test se les ha dado así de "bien", en el examen de enero (que es comunicativo e incluye todas las destrezas menos hablar) ¡que Dios les pille confesados!

PD: Para quien le interese, acaba de abrirse el plazo para solicitar ser profesor visitante en EEUU y Canadá (acaba el 27 de diciembre) y para ser Auxiliar de Conversación (el plazo acaba el 3 de enero). Más información en: http://www.educacion.es/educacion/actividad-internacional/convocatorias-trabajo-formacion/para-espanoles.html

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