jueves, 14 de julio de 2011

Me gusta quejarme y soy un poco monguer

¡Pues vaya novedad!

Quienes os pasáis por aquí con cierta asiduidad ya os habíais dado cuenta. Me quejo por todo, que si vivo en un sitio chico (aunque en realidad, de los cuatro sitios que he vivido en Alemania, es el 2º mejor), que si en España todo va fatal (aunque sólo lo sé de oídas, porque llevo sin vivir allí ya bastante tiempo), que si mis alumnos son unos cafres (aunque en el fondo sé que son cachos de pan bendito).

Mi queja de hoy es por el trabajo... bueno, más bien por el no-trabajo. No, no es que me haya quedado en paro (a pesar de que mis alumnas me han preguntado hoy "y usted ¿cobra el paro?", me han entrado ganas de decirle"nena ¿tú te crees que yo vengo aquí cada día por amor al arte? que me caéis bien, pero no es para tanto", no se lo he dicho porque no sé decir "caer bien" en alemán... sé decir "alegría por el sufrimiento ajeno" pero no sé decir "caer bien"). A lo que iba, no es que me haya quedado en paro, es que aquí después de poner las notas y que sean las evaluaciones sigue habiendo clases. Pero claro, ni los niños tienen ganas de estudiar, ni los profesores de dar clase, sabiendo que lo que dicen entra por un oído y sale por el otro. Así que a partir de hoy (que he devuelto los últimos tests y he puesto las últimas notas) me invade la apatía. Con lo bien que estaría en Córdoba, sufriendo por el calor y saliendo a tomarme un vargas a la Corredera, o en El Rincón, sorteando hordas de turistas y familias en la playa (¡que hay que ver cómo se han puesto últimamente los pueblecitos de pescadores!). Menos mal que mañana me llega parte de la familia y así estaré entretenido el finde (aunque en verdad sé que tampoco me iba a faltar un plan, teniendo a mi brenziano y a mis tauberkreisianas por aquí).

Bueno, en realidad, a veces me pasan cosas por las que sí podría quejarme, pero casi siempre me lo busco, porque soy un poco monguer.

Ejemplo: Hoy tenía sólo una clase (de 11:35 a 13:10), y después tenía una reunión de la Berufschule (los de los ciclos y el PCPI, para entendernos) a las 16:00, así que cuando acabé la clase y metí las notas en el ordenador, me vine a casa, me comí un bocata, y esperé a que llegaran las 15:45 para volver a la escuela. Por supuesto, al llegar me equivoqué de clase y allí no estaba ni el Tato. Después de rascarme un poco la neurona me fui a la clase que sí era... pero allí tampoco estaba ni Rita. Así que me bajé a ver al jefe de estudios, que lo había visto medio minuto antes a decirle que allí no había venido ni Perry el ornitorrinco, que qué pasaba. Menos mal que bajé porque ya estaba cerrando la puerta de su despacho para irse a su casa (NOTA: Él había convocado esa reunión). Resulta que me había equivocado de día, la reunión es el jueves que viene.

Pero como además de monguer tengo una flor en el culo (lo que explica que aún no haya muerto atropellado por una bici), pues al final me ha salido a cuenta ir a la escuela. Para disimular mi empanamiento mental a la hora de ir al cole a pasear la bici (porque prácticamente lo único que he hecho ha sido eso), antes de volverme a casa me he pasado por la sala de profesores, y he visto que por fin nos han llegado los libros y la película que habíamos pedido. Así que los he estado viendo tranquilamente allí en el insti, total para ¿qué iba a volverme a mi casa? A preparar clases seguro que no, que ya estamos de hastío estival.

PD: ¿Qué tendremos los profesores de idiomas que nos vuelven locos los materiales extra?... ¿o me pasa sólo a mí?

1 comentario:

Anónimo dijo...

No son los profesores de idiomas, son los buenos profesores en general. My two cents.