Perdón por esta entrada, larga como pocas y sin fotos. Sin embargo, (sobre todo, pero no sólo) para quienes nos dedicamos a esto de formar personas, creo que puede ser interesante.
Vaya por delante (sobre todo para lectores no habituales de este blog) que aunque sea español y sea profesor, no soy profesor en España. Sin embargo, la situación de la enseñanza en España me es bastante cercana, pues entre profesores y maestros (jubilados o en activo) en España tengo en mi familia "solamente" a mis padres, todas mis hermanas, un cuñado, una tía y cuatro primos. Además varios de mis amigos (la mayoría, pero no todos, de la carrera) también son profesores o aspiran a serlo. Asímismo, aquí en Alemania TODOS mis amigos sin excepción son profesores. Estoy rodeado de expertos (o al menos de gente con mucha experiencia) en el tema.
Vamos, que igual que no tengo autoridad ninguna (aparte de la licenciatura en
todología con la que nacemos todos los españoles) para hablar de otros aspectos de la vida diaria (por ejemplo:
cómo arreglar la situación económica o
ventajas y desventajas del copago en la sanidad pública) cuando hablo de educación, sí sé de lo que hablo.
Y después de esta breve introducción, al turrón. Le he escrito un correo y un tuit al ministerio de educación pidiéndo que me informen mejor, pero entre que me contestan y no, pues he escrito "reforma del bachillerato" en Google y he mirado las primeras páginas hecho una pequeña investigación en internet para ver en qué consiste la reforma del Bachillerato que quieren hacer.
¿Qué he entendido?
Pues que la propuesta del ministro Wert es que la ESO sean sólo 3 años y que el año siguiente los alumnos hagan 1° de Bachillerato (un bachillerato que duraría 3 años, y acabarían a la misma edad que acaban ahora) o hagan un año de Formación Profesional. Lo que no me ha quedado claro es si el ciclo de FP duraría sólo un año o se mantendrían los ciclos bienales (no bianuales) que existen actualmente, con lo que podrían abandonarlo a la mitad sin ningún título.
De esa forma, la ESO duraría tres años, pero se mantendría la obligatoriedad de estar escolarizado hasta los 16 años. La diferencia sería que el último año de escolarización obligatoria los alumnos no estarían todos juntos.
O al menos esa es la teoría. Si un alumno ha repetido un curso (cualquier curso a lo largo de la Primaria o al Secundaria) acabaría 3° de ESO con 16 años y, por tanto, ya no tendría obligación de seguir estudiando.
¿Qué opino?
Por supuesto, no hay entrada sin opinión, que para eso esto es un blog.
No estoy a favor de la escuela inclusiva, y estoy igualmente en contra de las decisiones irreversibles. Pero mejor me explico antes de que me queméis por la herejía de ir en contra de la escuela inclusiva. Nota: la escuela inclusiva significa que todos los alumnos están juntos, lo que en Alemania son las Gesamtschule y en España es el sistema educativo normal.
Antecedentes
Parto de la base de que todos, absolutamente todos merecemos tener las mismas oportunidades, y que una de las obligaciones del estado en materia de educación es asegurarse de que las tenemos. Pero no podemos olvidar la otra cara de la moneda. Si bien todos merecemos tener las mismas oportunidades, no todos tenemos las mismas capacidades ni los mismos intereses.
Me voy a poner de ejemplo a mí mismo (no como sano ejercicio de egocentrismo, sino porque es el ejemplo que tengo más a mano y que mejor conozco). Se me dan bastante bien los idiomas (más me vale, es lo que me da de comer) y me encanta leer y escribir, además tengo bastante interés en aprender cosas nuevas y estoy continuamente curioseando, buscando información, contrastándola, etc. Pero también soy un desastre en matemáticas (a pesar de los enormes esfuerzos de mis profesores nunca aprendí a hacer matrices, ni siquiera sé lo que son - de hecho, aprobé las mates de 1° de Bachillerato porque mi profesor debía ser un hermanito de la caridad), mi orientación espacial es nula, y a la hora de trabajar con las manos soy lo que se puede considerar un patoso integral.
Mis alumnos de inglés no pueden tener menos interés en los idiomas (aunque a la mayoría no se les den mal) o en cosas como la historia o la literatura, sin embargo hacen virguerías con la madera (es su especialidad) y si alguna vez tuviera coche (que a este paso lo dudo) sé que en ellos es en quien más puedo confiar para que lo arreglen y lo pongan a punto (yo bastante tengo con recordar que la gasolina y el diesel no son equivalentes).
Con esto quiero decir que cada cual tiene sus capacidades y sus intereses y me parece que lo mejor es potenciar a cada cual esas capacidades y esos intereses, más que igualar a todos los alumnos. Pero ¿cómo se puede hacer?
Un pedagogo chupiguay de esos que leen a autores como Piaget y que elaboran sus propuestas basándose en informes como el PISA diría que es labor del profesor diversificar su atención para hacer tareas individuales para cada alumno porque lo importante es desarrollar el potencial de cada individuo.
Un profesor de esos antiguos que trabajan con clases de entre 20 y 30 alumnos una hora y otra hora y otra hora y así cada día de la semana le diría al pedagogo chupiguay que un mojón pa él. O si fuera políticamente correcto, le diría que primero se meta en una clase llena de alumnos 20 horas a la semana (27 en mi caso) y que cuando llevara así una semana le explicara cómo es posible ofrecer atención personalizada, a la vez que enseñas tu materia.
Entonces ¿cómo podemos potenciar esas cualidades e intereses de los alumnos? (porque en eso sí que le doy la razón al pedagogo, que cada alumno es diferente del resto).
Mi propuesta (que lo mismo os suena, o lo mismo no)
Estoy a favor de la escolarización obligatoria hasta los 16 años (quienes me queríais quemar por hereje ya podéis guardar las antorchas), pero no estoy a favor de que esa escolarización suponga que todos los alumnos estén juntos y reciban las mismas enseñanzas (venga, ya podéis volver a sacar las antorchas).
Si bien una etapa primaria (e incluso el comienzo de una secundaria) debe ser la misma para todos, la experiencia me ha demostrado que los alumnos empiezan a mostrar sus intereses (y la falta de los mismos) y diferentes capacidades antes de los 16 años. Por eso considero que cuando los alumnos tengan 13 ó 14 años ya deberían poder seguir diferentes itinerarios.
Si bien, como he dicho antes, también estoy en contra de las decisiones irreversibles. Estoy a favor de que (con un examen de ingreso o cualquier otro medio que atestigüe que no será una pérdida de tiempo) los alumnos puedan cambiar de itinerario. Y como esto es importante y le he dedicado poco espacio lo repito: después de separarse, debe ser posible ir al otro itinerario. Esto es absolutamente esencial para que se cumpla lo que decía al principio: que todos reciban las mismas oportunidades.
Conclusión
Que ya va siendo hora de terminar. Estoy a favor de la propuesta del ministro (al menos como yo la he entendido), pero con algunos retoques
Escolarización obligatoria: hasta los 16 años (con matices que explico ahora después).
Escuela inclusiva: hasta los 13 ó 14 años.
Pasarela entre itinerarios: absolutamente esencial
Si un alumno repite: Lo importante no es tenerlo entretenido hasta que cumpla los 16 años, sino que acabe una Formación Profesional (uno de los itinerarios que propongo) o un Bachillerato (el otro de los itinerarios).
Y tú, querido lector ¿qué opinas? Por favor, usa los comentarios, que son el único alimento que tenemos los blogueros.
PD: En las dos horas que han pasado desde que le escribí al ministerio y ahora, no me han contestado (no me extraña, es jueves por la tarde). Si me contestan y la pretendida reforma del Bachillerato es diferente a como me la imagino, modificaré la entrada; si es como yo la entiendo, dejo la entrada tal cual está.