viernes, 18 de mayo de 2012

Agurain-Öhringen connection 2012 (1° parte)

Nota: Esta entrada empecé a escribirla el 26 de abril, antes de ir a Ibiza y la estoy terminando de escribir hoy, 18 de mayo (que por fin tengo tiempo de sentarme a escribir), por eso hay saltos temporales tan absurdos.

En la entrada de ayer se me quedó un tema pendiente, y es que ayer a las 6:30 de la mañana se nos fue la gente del intercambio que tenemos con el instituto Aniturri de Agurain (Álava). Pero claro para que me diera pena que se fueran es que me lo he tenido que pasar genial esta semana. Podéis ver las fotos que echaron aquí (y advierto, en alguna salgo disfrazado de profesor). Pero ¿cómo fue la cosa?

El jueves pasado, nada más acabar las clases vino al cole el autobús que les iba a recoger en el aeropuerto, me monté y allí que me fui con Herr Busfahrer rumbo al aeropuerto a recoger a la expedición Agurain 2012. Después de llegar a Öhringen, repartir a los chicos entre las familias de acogida y dejar a las profes en el hotel. Quedamos para ir a cenar luego más tarde Idoia y Maite (las dos profes que vinieron), Mar, V y yo. Entre la animadísima vida nocturna del poblado y que estábamos cansados después de la cena ya cada mochuelo se fue a su olivo, que al día siguiente tocaba madrugar.

El viernes tocó día movidito. Primero tour por la escuela, que por poco tengo que estudiar antes, después clase de español con alumnos de los dos países todos juntos y revueltos. Comida en el cole y vista a una granja donde venden lo que hacen (desarrollo ecosostenible y tal). Y ya por la tarde lo que todos esperábamos: tiempo libre (en serio, a veces somos peores que niños que están de campamento). Por la noche nos fuimos al Barfüßer de Heilbronn a por la cerveza que hacen casera y a cenar. Ya después de cenar, dimos una vuelta por Heilbronn, que mejor ir con autóctonos para saber por donde anda la vida nocturna, porque nos costó encontrarla (y encima ya estábamos de vuelta para el coche).

El sábado no tocó madrugar, pero sí que Idoia, Maite y yo nos tomamos una salchichofen con su Pils que no se la salta un romano. Ese día era la Straßenfest, algo así como el festival de la calle, pero entre que a la gente de aquí como no haya Weindorf les cuesta salir de su casa y que estuvo lloviendo, al final se quedó un poco en agua de borrajas. Por la noche fuimos a cenar a un restaurante los tres con V, su mujer y sus tres chiquillos. Por supuesto el plato estrella eran espárragos, que para algo era temporada de espárragos. Después de los espárragos nos fuimos a casa de V a tomarnos un cafelito y charlar un ratejo, sería sobremesa si fueran las tres de la tarde, pero era de noche y al final nos quedamos hasta casi las doce de la noche (para que luego digan que los alemanes se van prontito a la cama). Sobre las doce nos fuimos al Café de París, el mejor pub de todo Öhringen (porque es el único, no por otra cosa) a darlo todo. Y como bajamos la media de edad y ya había planes para el día siguiente, decidimos que una retirada a tiempo es una victoria.

El domingo desayunamos los tres con Mar y después de desayunar, ellas se fueron a Stuttgart y yo me fui a corregir, que uno nunca deja de ser profesor, ni siquiera cuando se lo pasa bien.

El lunes también estuvieron en las clases de español y después tocó visita guiada por el pueblo y comer en el cole. Luego, a bailar danzas típicas vascas, pero como yo tenía la última clase antes del examen con los de la 13, pues me perdí las danzas. Pero lo importante, después de las danzas y de trabajar un poco en su proyecto (que el intercambio no es sólo viajar y pasárselo bien) los chavales se fueron con las familias y los profesores nos fuimos por nuestra cuenta. Después de cenar en el Krone (que otra cosa no, pero en Öhringen comer, se come bien) nos fuimos en busca de algún bar abierto, y como estaba lloviendo y era lunes nos quedaba sólo la opción del bar de los borrachos del pueblo (que esa noche me enteré que es el bar de los borrachos) el Dreschflegel (atención a las fotos). Por supuesto, allí estaban todos los alumnos del intercambio (por ambas partes), a pesar de que al día siguiente había que estar en el cole a las ocho de la mañana.

El martes tocó clase por la mañana y visita a Schwäbisch Hall hasta las 15:00... pero para mí fue un martes normal y corriente, porque me tocó quedarme en clase. Después de Schwäbisch Hall fueron a una conferencia bastante interesante sobre economía y desarrollo sostenible en alemán con traducción simultánea al inglés, pero como yo estaba en clase pues me perdí el principio y sólo pillé los últimos 20 minutos (a lo mejor por eso me apreció tan interesante, porque lo bueno, si breve...). El caso es que esa noche fue la cena de despedida con padres y director incluido. Y después de estar toda la noche hablando en alemán, inglés y español y traduciendo a unos y a otros, acabé con la cabeza como un bombo, pero ya le dije al jefe que el año que viene me voy a Osnabrück y se alegró un montón (no de que me vaya, sino de que tenga trabajo para el año que viene, que él ya sabía que me iba).

Y al día siguiente, miércoles, a las seis y media de la mañana ya estábamos todos en el aparcamiento del cole para despedirnos hasta tres semanas después, con unas ojeras hasta los tobillos, porque la noche de antes acabamos bien tarde y con el vinillo del restaurante, que lo hacen ellos mismos. Y ahí acabó la primera parte, la segunda vendrá en otra entrada.

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