lunes, 25 de febrero de 2013

El asedio

Este fin de semana ha sido el último de febrero y con él ha terminado la sucesión más larga de fines de semana en España desde que vivo en Alemania. Me he ido a la despedida de soltero de uno de mis mejores amigos y como en todas las buenas despedidas hay cosas que se pueden contar y cosas que no. Por ejemplo puedo contar que ha sido en Granada.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Como la entrada se me ha quedado un poco corta mejor comento un libro.

En el avión a España por fin me pude terminar el libro que empecé en el viaje a la boda a Madrid a principios de mes. Y no es otro que El asedio de Arturo Pérez-Reverte. Es un libro que tenía bastantes ganas de leer por varias razones. Es de Pérez-Reverte, que me gusta como escritor (aunque no siempre, pero sí en general); está ambientada en Cádiz, que me gusta (sobre todo en carnavales... que es la única vez que he estado) y es una novela histórica, ambientada en la Guerra de la Independencia contra Francia.

En el libro hay dos historias que se entrelazan sólo al final y de una forma que a mí me pareció metida un poco con calzador. Por un lado hay un asesino en serie y el policía que intenta pillarlo y por otro está la historia de la propietaria de una empresa naviera y el capitán de un barco de esa empresa. De fondo están el asedio de Cádiz por parte del ejército francés y un espía quintacolumnista que está (demasiado) claro desde el primer momento a cual de las dos historias principales pertenece.

Como empecé a leer cuando ya había empezado a escribir comentarios de libros me fijé en detalles que de otra forma no habría fijado. El tiempo de la narración es el presente y eso a mí me dejó todo loco; si no os habíais fijado antes, coged la novela que tengáis más a mano y mirad cual es el tiempo de la narración (relatos cortos no, pero 790 páginas hacen que esté bastante lejos de ser un relato corto). Este aspecto no me ha gustado demasiado.

Aunque el narrador es en tercera persona, la novela se construye sobre los puntos de vista de seis personajes y dependiendo del punto de vista dominante cambia el lenguaje, no sólo de los diálogos (evidentemente) sino de la narración misma. De esto no me di cuenta al principio, sino al fijarme en detalles para escribir esta entrada. Asumir el punto de vista de un personaje y no un punto de vista neutro da la impresión de que el narrador no es un narrador en tercera persona, si no en primera persona, y además variar el lenguaje dependiendo del punto de vista, lo refuerza. Este aspecto me ha gustado bastante.

Algo que no me ha gustado nada es que tenía la sensación de haber leído ya antes algunas partes de la novela, no en libros de otro autor, sino en los artículos de Pérez-Reverte. Pero sobre todo lo que menos me ha gustado es que se pasa la pistola de Chejov por el forro. La teoría de la pistola de Chejov dice que si en el primer acto de una obra de teatro aparece una pistola, esa pistola, luego tiene que dispararla algún personaje, es decir que en una obra literaria no puede sobrar ninguna escena, todo tiene que venir de algún sitio y llevar a algún sitio, y en esta novela hay varias escenas que si se suprimen no pasa absolutamente nada. Además hay personajes que se presentan de forma que parezca tan evidente lo que se supone que después serán, que cualquiera puede ver que al final van a tirar por otro lado. Ah, y yo (que normalmente estoy muy empanado) descubrí al asesino la segunda vez que aparece en el libro, lo cual tampoco le da mucho puntos a Pérez-Reverte como escritor de novelas policíacas.

Cuando de una novela lo que destaca es el uso del lenguaje, es igual que cuando de una película lo que destaca es que tiene muy buena fotografía.

No me ha disgustado leérmela, pero Arturo Pérez-Reverte tiene libros mejores. Si te gusta Pérez-Reverte, leetela, pero si tienes una pila de libros por leer como tengo yo, no tiene que estar entre los primeros, puedes dejarla para esas tardes de verano en las que se puede leer sin prestar demasiada atención.

No hay comentarios: