miércoles, 25 de julio de 2012

With love from Öhringen

Se acabó. Esta es la última entrada que escribo desde Öhringen. Llegué aquí hace dos años con una maletica llena de ropa, con mucha ilusión, sin muchas expectativas, sin conocer a nadie y sí, con más acojone del que nunca admitiré.

Casi dos años después tengo que decir adiós (o mejor "hasta la próxima"). Me voy de aquí. Me he quejado mucho, muchísimo, de Öhringen y de algunos de mis alumnos. Y al final resulta que me gusta y todo. Que le he cogido cariño (aunque en realidad cogerle cariño a la gente de este colegio y de este pueblo en general es realmente fácil) y que me da pena irme.

Después de tres experiencias anteriores parecidas, lo lógico sería que me hubiera acostumbrado, pero no. Me sigue dando una pena enorme dejar un hueco como el que dejo; me sigue quedando un agujero enorme cuando me voy y me alejo de gente con la que he compartido tanto.

Hoy ha sido la última GLK (claustro) de mi colegio a la que voy a asistir. Y la última vez que he visto a mucha de la gente del colegio. Mañana es el último día en el cole, después me voy a Múnich y el lunes me mudo a Osnabrück del tirón. Tengo ganas de vacaciones, pero sigue sin gustarme tener que decir adiós. Tengo ganas de Osnabrück, de vivir en una ciudad, pero no de dejar a la gente de aquí.

Sin embargo, como siempre, voy sin expectativas, a ver qué me encuentro, a darlo todo sabiendo que algo recibiré, si mucho o poco ya veremos.

jueves, 19 de julio de 2012

La familia

- Señor R, usted ¿tiene a su familia en España?
- Sí, claro (¿o es que con este acento mío perfecto pensabas que soy hijo de inmigrantes criado en Alemania?).
- Y ¿Por qué está aquí en Alemania?
- Porque aquí tengo un trabajo y de algo hay que vivir.
Ésta fue una de las últimas conversaciones que tuve ayer con una de mis clases (bueno, lo que está entre paréntesis no lo dije, lo pensé). Al poco rato caí en la cuenta de lo que querían decir.

En España (y en prácticamente todas las culturas mediterráneas) el concepto de familia incluye padres, hermanos, tíos, primos, abuelos... y cuando uno se casa y empieza a venir la prole, se añaden (ojo, SE AÑADEN, no sustituyen a lo anterior) hijos, nietos, sobrinos, cuñados... Y ya luego están los casos extremos como el mío (que voy por la calle abrazando a la gente) que cuando me embalo meto también a los suegros de mis hermanas y las hermanas de mi cuñados. Vamos que para nosotros la familia son las personas que invitarías a tu boda o las personas a las que ves por la calle y te paras, les das un abrazo, dos besos y os ponéis a hablar y pierdes el autobús y llegas tarde al trabajo, pero da igual porque estás hablando con la familia y eso es más importante que el trabajo o el autobús, que al fin y al cabo llegará otro dentro de 5-10-15-20 minutos (aunque yo mejor me voy buscando otros parámetros porque, como dice mi hermana, cuando voy por la calle me paro a hablar hasta con las hormigas).

En Alemania el concepto de familia es bien distinto. Cuando el primer mes de clase de español enseñamos la familia con el árbol genealógico de los Pérez Rodríguez (quiero hacer una clase con mi árbol genealógico, que se van a cagar los alumnos) para que le pongan cara a los conceptos de padre, madre, hermano, hermana, abuelo, abuela, tío, tía, primo y prima (y ya está, sólo esos diez), los alumnos se quedan a cuadros y al momento dicen "Ach so! Nicht die Familie, sondern die Verwandschaft!" (Ah, no la familia, sino los parientes). Cuando le ocurre esto por primera vez, al españolito recién llegado a Teutonia sólo se le pasa una idea por la cabeza: "Desde luego, hay que ver lo chominosos que son mis alumnos". Y luego, con el tiempo aprende que hay conceptos que son totalmente diferentes en ambas culturas.

Aquí en Alemania el concepto de familia incluye a padre, madre, hermano, hermana (y todas sus variedades acabadas en -astro, -astra) y pare usted de contar. Bueno, en el caso de familias muy muy muy muy unidas, también incluye a los abuelos (si no viven a más de 50 kilómetros, claro). Pero eso es hasta que uno cumple más o menos 23 años. Entonces deja de tener familia y todo lo anterior se convierte en Verwandschaft (parentela), luego llega un momento en el que se casa y se olvida de que una vez tuvo padres y su familia se convierte en marido/mujer y churumbeles.

Será por eso que mis alumnos lo fliparon un poco cuando les dije que tengo a la familia en España, lo mismo me imaginaron cual Carlos Iglesias en Un Franco, 14 pesetas mandando dinero a España cada mes para mantener a mi familia. Pero oye, que me hubieran preguntado como me lo preguntaron en una de las entrevistas de pisos que hice en mayo:
- ¿Pero tienes familia propia?
- No (la alquilo por horas, no te digo)
Menos mal que sabía a lo que se referían, si no habría sido yo quien hubiera flipado en colores con la pregunta.

lunes, 16 de julio de 2012

A todo se acostumbra uno

Siguen sin gustarme los fines de curso (aunque éste esté siendo especialmente amargo más allí que aquí), pero ya lo dice la sabiduría popular: a todo se acostumbra uno.

Este fin de semana ha sido la despedida de los últimos de Filipinas; sólo quedarán Marta y María para recordarle a Baden-Württemebrg que en 2010 llegaron nueve locos a enseñar español, nueve tipos que se dedicaban a jugar al billar en un sótano, a hacer carreras de sillones con ruedas por los pasillos, que de vez en cuando quedaban para comer pulpo en una cocina pequeñita (bueno, sólo lo hicieron una vez), y también a hacer barbacoas en un castillo de Hohenlohe; nueve tipos que compartían materiales en la nube, pero que les unía mucho más que una cuenta de dropbox; ocho tipos con un sobrino en común (pero que sólo compartía genes con la novena); nueve tipos que cuando llegaron a Baden-Württemebrg, media hora les parecía un viaje larguísimo, pero al poco tiempo estaban deseando meterse cuatro horas de tren; nueve tipos que al final se separaron sólo para encontrarse de nuevo alguna vez en algún lugar.


Ahora mismo acabo de llamar para dar de baja la televisión y la electricidad a finales de mes, y esta semana iré a darme de baja del ayuntamiento. Siguen sin gustarme los fines de curso. Sigue sin gustarme saber que voy a echar de menos a la gente. Pero al final se hace callo y a todo se acostumbra uno. Si la última noche de Berlín se me hizo un vacío en el estómago, este fin de semana me he despedido de la gente sin apenas darme cuenta de que ya se acaba este capítulo de la historia. Vamos, que todavía no me he dado cuenta; me daré cuenta cuando empiece a meter las cosas en cajas, cuando quite los pósters de la pared, cuando vacíe los armarios y rellene las maletas, cuando salga por última vez de la sala de profesores. Me daré cuenta pasado mañana cuando tenga las primeras "últimas clases" de este curso.


Y así se acerca ya el final de este curso poco a poco y sin verlo venir; será verdad eso de que a todo se acostumbra uno.

miércoles, 11 de julio de 2012

Un poco de historia

Hay quien opina que estudiar historia sólo sirve para poder ganar el quesito amarillo cuando juega al Trivial. Hay quien opina que los periódicos sólo sirven para entretener la vista mientras uno va en el autobús o para simular que está haciendo algo importantísimo cuando alguien quiere decirle algo pero no tiene ganas de escuchar. Quizá sea verdad. O quizá no.

U.D. 1: El pasado reciente
Quienes tengáis facebook estoy seguro de que habréis visto hoy la siguiente imagen (o una muy parecida) hasta la saciedad. Quienes no tengáis facebook, seguro que la recordáis, pues apenas hace dos años de la misma.


Si intentáis acceder a la página, comprobaréis que no está activa. Desde cuándo está inactiva no lo sé, pues yo acabo de intentarlo ahora por primera vez. Pero parece ser que éste (clic) es el caché (copia de una página web) y resalto lo de "parece ser" porque como todo lo que hay en internet, uno nunca puede fiarse.


En esa página se puede leer:



"En el año 93 subió el IVA del 12% al 15% y el resultado fue que 500.000 españoles fueron al paro y la economía decreció un 2,5%. El déficit público alcanzó la entonces cifra récord del 7,4%.
Para colmo la recaudación por IVA disminuyó. Ni mejoraron las cuentas públicas, ni el empleo ni la economía, sumida en ese momento en otra crisis que comparativamente no era tan grave como la de ahora."


U.D. 2: El siglo XX
Entre los años 50 y 70 del siglo XX se calcula que entre un millón y medio y tres millones de españoles emigraron. Los destinos principales fueron países de la Europa occidental (sobre todo Francia, Alemania y Suiza).

Dada la situación económica en España a la mayoría de esos emigrantes no les quedó otra salida que dejar a sus familias en España mientras ellos iban al extranjero a ganar dinero, que en su mayoría mandaban a España.

Seguramente sería un absurdo decir que esos emigrantes fueron expulsados de su país, en realidad nadie les prohibió quedarse en España (lo que se conoce como exilio). Sin embargo, tampoco se puede decir que su salida fuera de forma totalmente voluntaria, simplemente una elección personal. Aunque no hubiera una ley que les obligara a irse, la situación forzó su marcha.

U.D. 3: Hace mucho mucho tiempo
Según la teoría de las migración, una emigración puede ser voluntaria (de la que hablábamos antes) o forzosa, es decir, en la que el gobierno obliga a un grupo de personas a abandonar el país. La diferencia con el exilio (o destierro), es que el exilio es individual, mientras que la migración forzosa se aplica a un grupo.

En la historia de España ha habido dos grandes salidas forzosas: la expulsión de los judíos de 1492 y la expulsión de los moriscos de 1609.

Sobre las razones quizá no viene a cuento hablar ahora mismo, pero sobre las consecuencias, quizá no esté de más copiar un párrafo entero de la wikipedia, que lo explica mucho mejor que yo:

"La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora, pues no constituían nobles, hidalgos, ni soldados. Por tanto, esto supuso una merma en la recaudación de impuestos, y para las zonas más afectadas (Valencia y Aragón) tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Muchos campesinos cristianos además veían cómo las tierras dejadas por la población morisca pasaban a manos de la nobleza, la cual pretendía que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y condiciones abusivas para recuperar sus “pérdidas” a corto plazo."
Conclusión
Seguramente estos tres hechos de la historia de España no tengan nada que ver el uno con el otro. Pero hay quien dice que la historia es cíclica y que siempre se repite. 


Y como hay quien me dice que a mis entradas le sobran palabras y le faltan imágenes, para despedirme os traigo una pintura histórica que seguro que sabéis quién la pintó y qué representa.




jueves, 5 de julio de 2012

Fin de curso diferente

Hace más o menos un año escribía:
Mi queja de hoy es por el trabajo... bueno, más bien por el no-trabajo. No, no es que me haya quedado en paro (...), es que aquí después de poner las notas y que sean las evaluaciones sigue habiendo clases. Pero claro, ni los niños tienen ganas de estudiar, ni los profesores de dar clase, sabiendo que lo que dicen entra por un oído y sale por el otro. Así que (...) me invade la apatía. 
Pues a pesar de que la situación es bastante parecida, este año me siento muy diferente. A lo mejor es saber que en septiembre me toca empezar de nuevo en otro sitio totalmente diferente. A lo mejor es que veo las cosas con otra perspectiva, a lo mejor es que soy un año más viejo, a lo mejor es que aunque ya no tenga que preparar clases todavía me quedan exámenes por corregir (no, definitivamente no es eso), a lo mejor es que no tengo la prisa ansiedad por estar en otro sitio que tenía el año pasado.

El caso es que ahora me alegro de tener estos veinte días sin el estrés de las clases, pero sin la inactividad total que le parte a cualquiera por la mitad.

No se acerca el 31 de diciembre, pero sí que es el momento de echar la vista atrás y ver que a pesar de que no se planteaba tan bueno como el año pasado (sobre todo porque sabía que iban a faltar mi gallego y mi ibicenca favoritos) al final ha resultado un año bastante bueno, lleno de esas casualidades que te cambian la vida (o al menos te alegran el finde), con más viajes de los que me esperaba (aunque siempre cabe alguno más) y lleno de buenos momentos. Un año con decepciones que al final resultaron ser más alegrías que otra cosa, con reencuentros que fueron incluso mejores que los primeros encuentros. 

lunes, 2 de julio de 2012

Al final no hubo helado

Cuando estuve en el País Vasco salí en el periódico Noticias de Álava. En la edición online no, pero en la edición en papel salgo en una foto, al fondo junto a Idoia y a la alcaldesa, a la que estuve interpretando del español al inglés, así de forma espontánea (y por supuesto se me olvidó decir la mitad de lo que ella dijo). 

Pues se ve que le cogí el gustillo, porque el sábado salí en el periódico local, con foto (y mongosonrisa) incluida.



Pero en realidad eso no ha sido lo mejor del fin de semana. Este fin de semana además de la final de la Eurocopa han pasado cosas bastante interesantes en el poblado y todas han girado en torno a la plaza del pueblo, o mejor dicho a lo que ocurría en la plaza del pueblo. Y es que este finde ha sido el Weindorf (sí, ya ha pasado un año de esto). Como era LA FIESTA,  invité a todo el que quisiera venirse, que para algo mi casa es una casa de puertas abiertas, pero ya se sabe que la mies es mucha y los obreros pocos, así que al final sólo vinieron Te C desde Crailsheim y G desde Colonia. Eso sí entre medias Te C y yo nos encontramos con Ruth, que estaba con sus compañeros, y a ellos que nos unimos. Ruth también es profe español aquí y hubo un momento en que nos encontramos con sus alumnos, así que fuimos a un puesto, compramos una botella de vino y allí que estuvimos con sus alumnos, hablando todo el rato en español. Luego, Te C y yo fuimos a recoger a G pero, como su tren se había retrasado una hora, fuimos a hacer cama para seguir la fiesta y nos acabamos las patatas que tenía en casa. El caso es que cuando G llegó ya estaban cerrando el Weindorf, pero Ruth había perdido el último tren a su casa, así que volvimos a la plaza, nos/la despedimos de sus alumnos y nos fuimos de bares, o más bien de bar. Cuando en Ö todo cierra, lo único que queda es el bar de los borrachos (aunque este fin de semana todo Ö ha sido un bar de borrachos), del que por supuesto también nos echaron a las tres de la mañana (somos oficialmente unos cierrabares). A la salida del bar nos volvimos a encontrar con sus alumnos e incluso hubo una que se puso a vacilarme en español cuando le dije que no subían a mi casa a comer, que mi casa no es una casa de puertas TAN abiertas (alumnas ajenas que se quieren meter en tu casa a cenarse tu comida). El caso es que al final les dimos esquinazo y nos fuimos a mi casa, nos pusimos a cocinar porque teníamos más hambre que el perro de un ciego (y es que ir de fiesta cansa un montón) y cuando llegó la hora del primer tren, Ruth se fue a su casa y nosotros nos fuimos a la cama.

Al día siguiente, Te C, G y yo estuvimos dando una vuelta por Ö y buscando un sitio para comer. Era sábado, eran las dos y media de la tarde y en ningún sitio nos daban de comer porque ya estaban de pausa del mediodía. Lo único bueno, que G ahora entiende perfectamente de qué me quejo siempre. Por la tarde G y yo nos fuimos a que viera Schwäbisch Hall, que es una de las ciudades más bonitas de aquí alrededor y estábamos sentados en una terraza en la Marktplatz (el equivalente a la plaza mayor... o plaza del pueblo) debajo de una sombrilla cuando de repente empezó una tormenta de granizo. Cuando escampó nos fuimos a explorar un poco más la ciudad, y por la noche volvimos a Ö a intentar que G por fin viera el Weindorf, que es a lo que en realidad había venido. Sin embargo el granizo de por la tarde sólo era un previo de la tormenta de por la noche, tanto es así que al final incluso se suspendió el Weindorf.

El domingo, después de un intento frustrado de desayunar en la mejor cafetería de Ö porque había que reservar (sí, había que reservar para ir a desayunar), desayunamos en otro sitio y nos fuimos a explorar Heilbronn. Sufrimos en nuestras propias carnes lo aburrida que puede ser una ciudad un domingo por la tarde con lluvia, pero nos lo pasamos como los indios en el Experimenta (algo así como el Parque de las Ciencias). Una lástima que los descubriésemos tan sólo una hora y media antes de que cerraran.


Y ya después del Experimenta, le llevé al Barfußer y de allí cada mochuelo a su olivo a ver la final de la Eurocopa.